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madrid, pero no villa y corte

paseando
 

Todos conocemos Madrid pero, ciertamente, pocos la percibimos realmente. Madrid es la Gran Vía y el Prado, el Retiro y Preciados, la Cava Baja y la T4, el Bernabeu y el Rastro, los guiris y las chulapas.

 

Pero esta ciudad es visualmente mucho más que todo eso, porque hay otro Madrid, colorista y colorido, casi oculto bajo años de suciedad, polución, prisas e historia. Un Madrid por el que habitualmente pasamos sin verlo y que te enamora y sorprende cuando lo paseas con sosiego

balcones

 

Madrid, no es Córdoba ni Granada. Pero también aquí, balcones, terrazas y ventanas nos alegran los sentidos con sus tiestos y macetas a modo de jardines colgantes en miniatura.

 

Los hay exuberantes o ralos, selváticos o completamente agostados, exhibicionistas u ocultos, minimalistas o complejos. Comparten habitat con banderas, canarios bicicletas o botellas de butano, pero todos y cada uno son un homenaje al disfrute visual de la naturaleza encerrada en la ciudad.

comercios

 

Hubo una época cuando negocios y comercios se instalaban con vocación de permanencia y de herencia familiar. De entonces, Madrid aún conserva un puñado de establecimientos centenarios o casi donde el tiempo parece haberse detenido, otros muchos, la mayoría, han sucumbido.

 

Pero unos y otros, aún abiertos o ya cerrados, muestran en sus fachadas un Madrid más humano, más cercano, colorista y auténtico. Aquel que fue y todavía puede (debería) ser.

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