El pez que dio nombre a la calle

Subiendo por la calle del Pez, camino de San Bernardo, en la esquina con Marques de Santa Ana, te encontrarás un edificio de ladrillo con una pequeña losa en su chaflán. “Casa del Pez” reza sobre un animalillo que nada sonriente sobre las aguas. Y tú conjeturas ¿dónde iba a estar la casa del Pez si no en la calle del Pez? Craso error, paseante. La Casa del Pez no tiene tal nombre por estar en la calle homónima, sino que fue ésta la que asumió el nombre por el edificio con su ictíneo inquilino en la fachada. O al menos eso es lo que relata una leyenda tan infantil como ingenua, casi naïf, diríamos si fuéramos franceses.

La calle del Pez ya figura con este topónimo en el plano de Teixeira, terminado en 1656, aunque dicen que en tiempos más antiguos se llamaba de la Fuente del Cura, por las pozas, fuentes y estanques "de finas aguas" que allí tenía un sacerdote, de ascendencia noble, párroco de Colmenar Viejo.

Parte de esos terrenos, con un estanque en el que nadaban varios peces, los compró un tal Juan Coronel para construir una casa donde vivir con su única hija. Y como en aquellos tiempos los albañiles estaban pez en temas medioambientales, fueron sacando agua para el mortero de la construcción del inmueble, lo que fue diezmando a los peces. Cuando sólo quedó uno (o dos, según qué cronista), Blanca, que así se llamaba la hija, acudió al rescate y se lo llevó en una pecera para darle atenciones y cuidados, pero el pececillo no aguantó el cambio de hábitat y terminó sucumbiendo también. La joven, rota por el dolor, decidió tomar los hábitos monjiles e ingresar en el cercano Convento de San Plácido. Su padre, don Juan, mandó esculpir un pez con la leyenda “Casa del Pez” en la fachada de su nueva vivienda, en recuerdo de aquella “desgracia” que le había arrebatado a su hija.

Hasta aquí la leyenda.

Lo que sí se sabe es que la casa ha sido derruida y reconstruida varias veces –la última en 1900– pero siempre, ya sea con el número 24 original o el 20 actual, la imagen del pez ha sido recolocada en el nuevo inmueble para recordar que fue él quien dio nombre a esta calle.