La altitud, o altura, de Madrid
Las fachadas de los primeros y segundos pisos de Madrid están llenas de placas conmemorativas. Cerca de 350 del Ayuntamiento –amén del centenar o más, colocadas por asociaciones, sociedades, universidades o amigos de– recuerdan a los personajes, fechas o sucesos que aquellos consideran dignos de perpetuar. Pero hay una que no está tan alta –que también es bueno relajar el cuello de vez en cuando– y no está dedicada a ningún personaje, ni hecho relevante. Simplemente dice “Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico. 654,1m. Altura sobre el nivel medio del Mediterráneo en Alicante”.
Ésta la podemos ver a las puertas de la Biblioteca Nacional. Ovalada, de hierro fundido, nos indica la altura del lugar, sobre el nivel del mar en Alicante, tal como reflejan en su leyenda. Y como ésta –con otros datos de altitud– podemos encontrar por Madrid otras 13 más.
Son los ‘restos’ de las placas de nivelación –ése es su nombre técnico– que se empezaron a colocar por toda España allá por 1871 para realizar el primer itinerario altimétrico entre Alicante y Madrid, teniendo el origen –como cota 0– en el primer peldaño de la escalera de acceso al Ayuntamiento alicantino y su final en los 656,8 metros del Real Observatorio Astronómico madrileño. Partiendo de allí, a modo de radial, por las líneas de ferrocarril se empezaron a trazar los diferentes itinerarios altimétricos hacía el resto de España, y así establecer las altitudes de las hojas del incipiente Mapa Topográfico Nacional. A lo largo de los itinerarios había un clavo-señal cada kilómetro y en las estaciones de tren o edificios de interés la correspondiente placa de nivelación con el dato.
Al publicar el Mapa Topográfico en 1968, tras acabar el último Itinerario dos años antes, unas 2.150 placas –según la revista Vía Libre– tachonaban toda la geografía española. De ellas, 14 todavía podemos verlas por las fachadas de Madrid, desde los 590 metros de la de la antigua estación de Delicias –hoy Museo del Ferrocarril– hasta los 696 en el Instituto Geográfico Nacional, pasando por Atocha, Sol, el Palacio Real, la Biblioteca Nacional, el Congreso o la Puerta de Alcalá.
Entre los 741 metros del barrio de Fuencarral y los 590 de Legazpi, Madrid –ciudad de colinas y vaguadas– está, oficialmente, a 655 metros de altitud, metro arriba o metro abajo, según las fuentes. Y es que Madrid no es una ciudad ni muy alta ni muy baja, y lo digo en altitud –ni en altura, que tampoco–, pero es la única que tiene en sus 666 metros una estatua del Diablo. Toma ya chulería castiza.