Colores, datos y música en el INE
No, yo tampoco sabía qué era la sinestesia hasta que un día, llegando a los juzgados de Plaza de Castilla –de visita, no como imputado–, vi un colorido edificio a la altura de Castellana 183 y me dije: “¡Chula, chula la sede de Pantone en Madrid!”. Pero no, el edificio no es de esa empresa americana que marca que este año el color de moda es el 15-0340 si no del INE, el Instituto Nacional de Estadística. Esos que nos dicen cuanto somos aquí o si la cesta de la compra subió mucho el mes pasado. ¿Pero, a qué tantos colores y números?
Tras más de 30 años de alojarse en una sede ocre, triste –y ya obsoleta–, el Organismo Autónomo le encargó al arquitecto César Ruiz-Larrea un lavado total de cara y tripas del edificio. Éste se propuso dar “una imagen más fresca, desinhibida y alegre para la Plaza de Castilla y el paseo de la Castellana” y encargó las nuevas fachadas al escultor, pintor y diseñador Pepe Cruz Novillo, autor del escudo y la bandera de Madrid, el puño y la rosa del PSOE…
El multidisciplinar artista decidió trabajar “con lenguajes que se perciben mediante lenguajes distintos. La sinestesia”, ese 'don' que permite ver la música, oír los colores o paladear las formas. El resultado es su “Diafragma Decafónico de Dígitos”, una escultura de vidrio –de más de tres mil metros cuadrados– que colorea las fachadas sur, este y, parcialmente, norte del edificio.
Con un código de cifras/colores, en el que cada color equivale a un dígito del 0 al 9, ‘leyendo’, de arriba abajo y de izquierda a derecha, los plafones –rectangulares para los números enteros y cuadrados para decimales– se pueden obtener diferentes datos estadísticos sobre la población española.
El 001 –504.645– es la extensión de España en km2; el 002 –44.108.523–, la población en el año 2005, y así hasta los 58 datos más representativos del país, entre los que se incluyen la tasa de paro, el número de hospitales, los alumnos matriculados en la Universidad, el parque de automóviles o el número de hogares. Para completar la sinestesia total, cada guarismo con su color asociado se corresponde con una nota musical, convirtiendo la fachada en una gigantesca partitura “decafónica de dígitos” que puede ‘oírse’ interpretando los colores de los paneles y/o escuchar en la web de Cruz Novillo.
Ahora ya sabes, si eres sinestésico vas a disfrutar, y mucho, del edificio. Pero si padeces daltonismo o cualquier otro tipo de discromatopsia, ni te molestes. El resto admirad la colorida fachada y divertíos descubriendo sus números.